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¿Habéis oído hablar de las NPU y la IA en el móvil? Claro que sí, es la nueva big thing. A través del análisis contextual de escenas, la IA está logrando fotografías que compiten con los resultados que lograrían profesionales en el modo manual.

Pero hablar de IA en fotos fue un primer contacto. La IA también cuenta con su propia Teoría de la Evolución. Y los fabricantes ya han puesto su mirada en la edición de vídeo. Podemos llamarlo “reinventar la interacción” o, llanamente, ser más útiles.

La IA en smartphones ya no es una palabra comodín para emplazar al lado de cloud computing o big data. Es, quizás, la herramienta más eficaz para enriquecer multitud de aspectos. Y es tan importante porque, de forma imperceptible, ayuda a mejorar cada elemento de nuestra comunicación, desde la calidad del sonido en llamadas hasta la duración de la batería.

En qué se traduce la IA

La gran mayoría de aplicaciones de IA actuales están alimentadas por redes neuronales profundas, conjuntos de algoritmos que modelan sus respuestas basándose en la cantidad de aprendizajes obtenidos. Es decir, no existe un gran ordenador central que lo gestiona todo, sino que las propias herramientas de nuestro smartphone comparten información y juntos la interpretan.

Cada procesador cuenta con un software adecuado para admitir las herramientas de gestión de IA, habitualmente los frameworks  TensorFlow o Caffe. Google, además, cuenta con la API de redes neuronales NNAPI.

Otros fabricantes construyen desde cero la API para centrar esfuerzos y optimizar el aprovechamiento de los chipset que montan sus teléfonos. Huawei, por ejemplo, cuenta con arquitectura de cómputo móvil HiAI, una herramienta para que terceros puedan desarrollar apps usando su tecnología de IA móvil. Y ojo, según análisis de la propia marca, se ha logrado optimizar hasta un 25% el desempeño del sistema y una eficiencia energética hasta un 50% superior en tareas relacionadas con IA.

IA en el móvil, ¿para qué? Reconocimiento del lenguaje mediante análisis de audio, traducción contextual, interpretación de objetos mediante realidad aumentada…

Nosotros, como consumidores, podemos percibir esa Inteligencia Artificial a dos niveles: subconsciente y consciente. A nivel subconsciente, las operaciones son más obvias: interpretación de información, marketing basado en nuestros historiales, hábitos de uso y demás algoritmia para optimizar las funciones de nuestro smartphone. Una especie de “yo digital”, donde el propio equipo se hace una idea del tipo de usuario que somos.

A nivel consciente podemos percibirla en este tipo de escenarios: interpretación de información en fotos, clasificación y optimización basada en esos datos, autenticación de usuarios mediante patrones, reconocimiento del lenguaje mediante análisis de audio, traducción contextual, interpretación de objetos mediante realidad aumentada, etcétera.

LA IA es, en cualquier caso, un factor crítico en la evolución natural del smartphone. Así, para que un smartphone sea más eficaz, personalizado e inteligente, no es necesario dotarlo de mucha RAM y que acabe pesando como un portátil. No podemos inyectar potencia bruta a esas finas obleas sin provocar excesos de temperatura.

El cerebro de la bestia

El camino ha sido (y será) largo. Primero dijimos “encuentra sitios para comer” y un mapa nos arrojó direcciones de restaurantes aprovechando la geolocalización. Después dijimos “tengo hambre” y el asistente, mediante análisis contextual del lenguaje, nos encontró los mejores locales basados en nuestra afinidad e historial de búsquedas. En un futuro cercano, la información volcada estará relacionada incluso con el tono de voz.

La misión de la IA en un smartphone equipado con estas herramientas es, simple y llanamente, diversificar el tipo de experiencia basándose en el tipo de usuario. Resultados personalizados según los vectores recolectados por los motores de IA. A día de hoy podemos disfrutar de mejores fotos, reconocimiento facial y una mejor gestión energética de la batería del móvil. En el futuro tendremos un reconocimiento de emociones y una ayuda más abstracta, más íntima.

Como es obvio, la IA exige recursos, demanda potencia para llevar a cabo todos esos procesos de cálculo. Por eso se habla tanto de NPU (unidad de procesamiento neuronal), al lado de la GPU (gráficos) y la clásica CPU (cálculos generales).

Fabricantes como Huawei, en su más reciente Mate 20 Pro, han incorporado un procesador Kirin 980, que baja de los 10 nanómetros habituales hasta los 7. Reducir espacio redunda en menor gasto energético para alimentar ese chip. Y, por tanto, menor calor generado, reduciendo el problema de gestionar ese excedente. Pero además suman un Cortex A77 para los núcleos de alto rendimiento y un Cortex A55 para los núcleos de bajo consumo. Un total de 24 núcleos gráficos.

¿Para qué tantos recursos? El resultado, en números fríos y según el benchmark de Antutu, son casi 310.000 puntos, frente a los 208.805 del modelo predecesor. Por esto mismo, la anterior generación de Huawei Mate se centró en el desarrollo de IA en la fotografía, mientras que los nuevos Mate 20 han podido dar un paso adelante, añadiendo más posibilidades en el capítulo de vídeo.

Una cámara para gobernarlas a todas

Seguimos necesitando, eso sí, un núcleo físico para gestionar todo esto, un hardware a la altura. Las cámaras del nuevo Huawei P20 Pro lo saben. Tres, para ser exactos, de 40 (RGB), 20 (equipado con gran angular) y 8MP (con teleobjetivo), conocido como Matrix Camera System, un sistema de tres cámaras ubicadas en la parte trasera junto a un pequeño flash. Cada lente ha sido diseñada para un objetivo distinto: 40MP para capturar detalles, que, junto al teleobjetivo, resultará ideal para tomar fotos a larga distancia.

La lente Leica ultra gran angular de 20MP se enfoca a paisajes, capturas macro y todas esas imágenes “detalle” tomadas a unos escasos 2,5 centímetros de distancia. Entre las tres crean un amplio rango focal que va de los 16mm hasta los 270mm. Gracias a estas cámaras y al rendimiento de la NPU, se pueden llegar a reconocer automáticamente 500 escenarios divididos en 19 categorías diferentes (retratos, mascotas, playas, montañas, etc).

En materia de vídeo, tenemos el modo AI Portrait Color. Como su nombre indica, haciendo uso de la inteligencia artificial, se pueden separar objetos de fondo de las personas, saturando los colores a su alrededor para destacar a la persona. Esto se puede combinar jugando con el color, creando fondos en blanco y negro sobre sujetos a color. Y la NPU se encarga de ajustar estos datos a realidades, de aplicar zoom digital o usar su sistema de detección de movimiento mejorado para corregir cualquier error.

Tampoco debemos olvidarnos del AI Spotlight Reel, un sistema que identifica los clips de vídeo con similitudes para crear un montaje automático realizado con las mejores partes —por estabilidad, iluminación, enfoque, etc—. Cada parte es analizada mediante los algoritmos de procesado y analizado por la IA, de forma que obtenemos el resultado más “inteligente” posible.

IA más allá de la foto

Desde luego, las aplicaciones de la IA van mucho más allá de la simple toma de la mejor foto posible. Entre las novedades de esta familia Mate 20 se encuentra un sistema de escaneo llamado 3D Live Object Modeling. Se trata de una app que modela en tiempo real y crea una versión virtual de cualquier objeto. Y después podremos interactuar con él.

Si estamos ante un alimento, el identificador de calorías nos arrojará la info contextual, no solo el nombre del plato, sino de la cantidad de gramos y calorías, estimando el tamaño. Este reconocimiento también es aplicable a edificios, lugares emblemáticos, señales de tráfico, etcétera. Una foto a un edificio histórico nos arrojará información actualizada de su nombre y ficha. Apostando por el nuevo estándar LTE Cat21 de 4.5G, la transferencia de datos y análisis de información se realiza en cuestión de un parpadeo.

Y, en cuestión de seguridad, el Mate 20 Pro incluye tecnología 3D Face Unlock, un desbloqueo que identifica al usuario en cuestión de 0,6 segundos, con un margen de error por debajo de 0,000001, según datos de la propia empresa.

Además, ahora es un buen momento para probar estas tecnologías: por la compra de cualquier de los dos modelos de la Mate20 Series, podemos llevarnos un Huawei GT Watch Fashion de regalo, valorado en 229€, una oferta limitada a 5.000 unidades que ofrece Vodafone desde su plataforma online y que, sumado al bono de 10GB de tarifa móvil, nos da la oportunidad de conocer conceptualmente la IA móvil de primera mano.

Imágenes | Huawei